Ubicado en el barrio de Mataderos de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, Fohama Electromecánica es una proveedora de las empresas dentro del sector energético que enfrentó el impacto de la pandemia manteniendo sus puertas abiertas. Logró seguir realizando sus tareas tomando las medidas de prevención y activando los protocolos sanitarios necesarios para cuidar a sus colaboradores.
Desde hace más de 50 años que opera en la producción y reparación de transformadores eléctricos, y poder mantener las puertas abiertas era de vital importancia. “Somos una empresa con mucha historia con nuestros clientes del sector energético, siempre tuvimos una relación muy estable, a tal punto que desde el comienzo que tenemos el mismo CUIT para facturarles”, destacó el gerente general de Fohama, Gustavo J. Manfredi.
Para poder mantener ese vínculo frente a las dificultades generadas por la pandemia de COVID-19, entre otros esfuerzos se implementaron turnos de producción y parte del plantel permanente empezó a llevar adelante sus tares con la modalidad de trabajo remoto. De esta forma se minimizó la circulación de trabajadores, clave en la pelea contra el virus.
Si bien reconocen la dificultad actual frente a una demanda más deprimida de productos, confían en que el nivel actual podrá sostenerse hasta que la emergencia sanitaria concluya.
“El rol del BICE es distinto al de los bancos comerciales, y eso les permitió ver más allá de exclusivamente el balance. Somos clientes desde 2011 y es la primera vez que nos encontramos con un banco que ponga primero su interés sobre un proyecto industrial”, compartió Manfredi.
Para transitar los primeros meses al comienzo de la pandemia, accedieron a un préstamo de capital de trabajo de BICE, lo que les permitió sostener el pago de sueldos mientras reconfiguraban los puestos de trabajo para adecuarse a la nueva normalidad.